Mi adolescente no tiene amigo/as, ¿qué puedo hacer?

Como papás, es doloroso ver a nuestros hijos pasar por momentos de soledad, especialmente en la adolescencia, cuando las amistades empiezan a tener un papel fundamental.

Si descubres que tu hijo o hija está batallando para hacer amigos, es normal que sientas una mezcla de preocupación y ganas de intervenir. Pero en esta etapa, tan importante para su autonomía, es crucial aprender a acompañarlos sin sobreprotegerlos.

Como asesora familiar, mamá de adolescente y profesora de secundaria, te comparto algunas ideas para apoyarlos, enfocándonos en darles el espacio necesario para crecer, pero también la certeza de que cuentan con nosotros, sus papás.

Escucha sin juzgar ni tratar de “solucionarlo” inmediatamente

Es fácil caer en el impulso de hacer muchas preguntas cuando sentimos que nuestros hijos no tienen amigos.

Queremos entender qué está pasando y, sin darnos cuenta, quizás los hacemos sentir agobiados. Cuando les preguntamos de manera insistente, pueden llegar a pensar que están fallando o que hay algo mal en ellos por no tener una vida social activa.

En lugar de bombardearlos con preguntas, vamos a ofrecer una escucha tranquila y segura.

Podríamos decir algo como: “Estoy aquí para escucharte cuando quieras hablar”. Dejemos que ellos elijan cuándo abrirse.

Este tipo de enfoque muestra que nos importa, pero que no vamos a forzarlos a hablar cuando no están listos.

La autora Brené Brown, en su libro “Daring Greatly”, menciona la importancia de crear un espacio donde puedan mostrarse vulnerables sin miedo al juicio. A veces, solo necesitan saber que estamos disponibles, sin presión.

Animarlos a explorar intereses sin intervenir directamente

La adolescencia es una etapa de descubrimiento, donde los jóvenes buscan desarrollar sus propias pasiones y explorar nuevas experiencias.

Si notamos que nuestro hijo o hija está solo, podríamos animarlo a encontrar actividades que le apasionen, sin imponer ni arreglar las cosas.

No se trata de organizar citas de juego como cuando eran niños, sino de ofrecerles opciones que los ayuden a conectar de forma genuina con otros.

Por ejemplo, si tu hija tiene interés en el dibujo, podrías sugerirle que asista a un taller de arte. O si le gusta la tecnología, tal vez un club de programación podría ser una buena idea.

La clave será permitirles descubrir ambientes donde se sientan cómodos y no sientan que están forzados a hacer amigos; así, las amistades surgen de manera más natural y auténtica. Además, los adolescentes necesitan sentir que están tomando sus propias decisiones, y no que todo está siendo arreglado por sus padres.


Observar con sensibilidad y sin alarmismo

Cada adolescente es diferente. Hay quienes disfrutan de estar en grupo y otros que prefieren la soledad o tener pocas amistades cercanas.

Es fundamental observar sin proyectar nuestras preocupaciones o miedos en ellos. No todo adolescente que pasa tiempo solo sufre de aislamiento o falta de habilidades sociales. La clave está en distinguir si esta preferencia por estar solo es parte de su personalidad o si hay señales de algo más profundo, como ansiedad social o baja autoestima.

El Dr. Ross Greene, en su libro “The Explosive Child”, señala que cuando los adolescentes muestran dificultades emocionales, suelen ser habilidades que necesitan desarrollar, no necesariamente problemas que debamos “arreglar”. Si tu adolescente parece triste o angustiado, y te das cuenta de que realmente está sufriendo por no tener amigos, considera buscar apoyo profesional para que pueda expresar lo que siente en un entorno seguro.

Esto le permitirá trabajar en sus propias habilidades sociales y comprender mejor sus emociones, sin la presión de tener que “mejorar” para cumplir expectativas.


Por lo que, acompañarlos sin sobreprotegerlos es uno de los mayores regalos que podemos darle a nuestro adolescente.

Ellos necesitan saber que estamos a su lado, pero también que confiamos en ellos y en su capacidad para resolver sus propios desafíos. A veces, el mayor acto de amor es permitirles encontrar su propio camino en el mundo de las relaciones.

Con paciencia, escucha y apoyo sutil, les estaremos dando las herramientas para que construyan amistades duraderas y, sobre todo, para que aprendan a quererse a sí mismos en el proceso.